Aprendizaje ubicuo y educación 2.0
Abriendo puertas al poder de la ciudadanía
Mucha gente pequeña,
en lugares pequeños,
haciendo cosas pequeñas,
puede cambiar el mundo
Eduardo Galeano
La manera de pensar actualmente la red ha cambiado. La tecnología ha evolucionado en sinergía con la sociedad, provocando a su vez un desarrollo en la manera de entender la comunicación, la información y la educación. Gracias a estas transformaciones, a estos cambios, hemos evolucionado hacia la convergencia mediática y a través de ella, nuestro presente sociocultural también ha cambiado, dando lugar a un desplazamiento del eje de gravedad y el equilibrio ya existente, que ha modificado la sociedad. A partir de aquí se nos presenta un futuro digital, una cultura social abierta a nuevos paradigmas, lo que unido a las redes sociales posibilitan una enseñanza y un aprendizaje que se sale de los muros de las instituciones y que redimensiona el hecho educomunicativo y lo saca fuera de las aulas a las que antes estaba circunscrito.
En este nuevo escenario de oralidad digital, las audiencias han cambiado y han decidido re-aprender a crear y distribuir conocimiento, apropiándose de esta segunda oralidad. Como consecuencia, cambian también los sistemas de creación, de gestión, de distribución, de exhibición y de difusión de la información y surgen escenarios nuevos de producción, interacción, construcción social y cultural, donde la ubicuidad es un factor de primer orden que transforma la realidad educativa.
Pero, ¿qué entendemos por ubicuidad? Según el Diccionario de la Lengua Española de la RAE, es simplemente la cualidad de ubicuo. Y, ¿qué entendemos por ubicuo?
En este nuevo escenario de oralidad digital, las audiencias han cambiado y han decidido re-aprender a crear y distribuir conocimiento, apropiándose de esta segunda oralidad. Como consecuencia, cambian también los sistemas de creación, de gestión, de distribución, de exhibición y de difusión de la información y surgen escenarios nuevos de producción, interacción, construcción social y cultural, donde la ubicuidad es un factor de primer orden que transforma la realidad educativa.
Pero, ¿qué entendemos por ubicuidad? Según el Diccionario de la Lengua Española de la RAE, es simplemente la cualidad de ubicuo. Y, ¿qué entendemos por ubicuo?
Evitemos hablar de Dios y centrémonos en la segunda acepción: una persona ubicua es aquella que desea presenciar todo y que está en continuo movimiento, es decir, la que desea tener una visión, que considera completa, gracias a una actitud de movimiento y por qué no, de dinamismo. Hablamos de alguien cuya meta es tener acceso ilimitado a la mayor cantidad de información posible de manera descentrada. Si transferimos esta información a ubicuidad, vemos que podemos definirla como la capacidad de estar presente y en movimiento de manera ilimitada.
Hablemos del escenario que nos ocupa. Hablar de Aprendizaje ubicuo significa aprender en cualquier momento, en cualquier lugar y de cualquier forma: anytime, anywhere, anyone, anyage, o como definen Cope, B., y Kalantzizs, M. en Aprendizaje ubicuo, usar la posibilidad que aportan las nuevas tecnologías para que "cualquier persona pueda producir y diseminar información, de modo que el aprendizaje puede tener lugar en cualquier momento y en cualquier lugar".
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¿Significa esto que para aprender es indispensable el uso de las nuevas tecnologías? ¿y qué su uso implica nuevos modelos de comunicación y aprendizaje? No exactamente, pero sí “representa un nuevo paradigma comunicativo y educativo que en buena parte es posible gracias a los nuevos medios digitales”. El aprendizaje se ha desarrollado (o se está desarrollando), como he citado anteriormente, y las necesidades educativas han cambiado (o están cambiando). Hoy en día la educación sigue anclada en modelos tradicionales, donde impera la enseñanza tradicional y que funciona, según las palabras de Roberto Aparici en la introducción a Conectados en el espacio, "como si se tratara de la producción en cadena de una fábrica".
Si seguimos en esta línea y pensamos en la inclusión de la tecnología como parte de nuestra distribución de cognición y conocimiento debemos remitirnos a unas palabras de George Siemens en Conociendo el conocimiento:
”El aprendizaje es el proceso de formación de redes. Los nodos son entidades externas que podemos utilizar para formar una red. Los nodos pueden ser personas, organizaciones, bibliotecas, sitios web, libros, revistas, bases de datos, o cualquier otra fuente de información. El acto de aprender (aquí la cosa se complica) es un acto de creación de una red externa de nodos, donde conectamos y damos forma a fuentes de información y de conocimiento. El aprendizaje que ocurre en nuestras cabezas es una red interna (neurálgica). Las redes de aprendizaje pueden ser percibidas entonces como estructuras que creamos con el fin de mantenernos al día y continuamente adquirir, experimentar, crear y conectar nuevos conocimientos (externos). Y las redes de aprendizaje pueden ser percibidas como estructuras que existen en nuestras mentes (internas) en la conexión y creación de pautas de entendimiento.”
¿Dónde se ubican estos nodos? En la ubicuidad. Conectándonos a través de la tecnología a fuentes de información y de conocimiento formamos redes, no sólo con personas, sino también con esas fuentes que median nuestra comunicación y nos ayudan a acceder y a ampliar nuestras habilidades cognitivas y, a gestionar de esta manera, nuestra identidad y nuestro conocimiento.
¿Dónde se ubican estos nodos? En la ubicuidad. Conectándonos a través de la tecnología a fuentes de información y de conocimiento formamos redes, no sólo con personas, sino también con esas fuentes que median nuestra comunicación y nos ayudan a acceder y a ampliar nuestras habilidades cognitivas y, a gestionar de esta manera, nuestra identidad y nuestro conocimiento.
Dice Gabelas Barroso en Educación en la red. Algunas falacias, promesas y simulacros que este nuevo paradigma tecnológico tiene “una dimensión global que acorta el espacio y el tiempo” y efectivamente al evolucionar nuestra sociedad hacia una comunicación digital nodular y ubicua cambia la percepción del tiempo y del espacio y cambia también el modo de comunicarse, de emisor-receptor a emisor-productor en línea horizontal, propuesto en el modelo feed-feed en el que todos somos emisores, figura que se mueve en internet y que comunica y genera conocimiento a través de la mediación de los dispositivos móviles. Es evidente que el desarrollo de los dispositivos móviles es implícito a la evolución de la sociedad ubicua, como mencionó Kunio Nakamura en su conferencia Creating a Ubiquitous Network Society - Japan, a Nation Built on Technology en la celebración de CEATEC 2004.
Nos encontramos así en un entorno tecnológico basado en dispositivos móviles que evolucionan, mano a mano, junto a un entorno sociocultural, influyéndose mutuamente. En esta “sociedad red”, como la define Castells se dan diferentes órdenes nuevos, la globalización de la información, la cultura de los medios de masas interconectados y una nueva forma de razonar de manera lógica. O en sus propias palabras:
Nos encontramos así en un entorno tecnológico basado en dispositivos móviles que evolucionan, mano a mano, junto a un entorno sociocultural, influyéndose mutuamente. En esta “sociedad red”, como la define Castells se dan diferentes órdenes nuevos, la globalización de la información, la cultura de los medios de masas interconectados y una nueva forma de razonar de manera lógica. O en sus propias palabras:
“Al ser una red global con poder de procesamiento de información y comunicación multinodal, Internet no distingue fronteras y establece comunicación irrestricta entre todos sus nodos. La única censura directa posible de Internet es no estar en la red. No se puede estar "un poquito" en Internet.”
En definitiva nos volvemos a encontrar con la conectividad de los nodos interconectados, que son una manera de intercambiar valores y reglas. Una red capaz de expandirse, integrando a estos nuevos nodos que son, por una parte autónomos y, por otra, dependientes de la red.
La educación 2.0, como elemento que engloba la educación y la comunicación no puede prescindir de este hecho. Al uso de la tecnología móvil y de la apertura educacional que la ubicuidad nos permite, posibilitando el aprender en cualquier momento, en cualquier lugar y de cualquier forma, hay que añadirle las implicaciones sociales que la “sociedad red” nos aporta, y plantearnos cómo transformarla para posicionarnos, profesores y discentes, dentro del compromiso con la propia realidad social, para analizarla, de manera crítica y ayudar a transformarla y mejorarla.
La educación 2.0, como elemento que engloba la educación y la comunicación no puede prescindir de este hecho. Al uso de la tecnología móvil y de la apertura educacional que la ubicuidad nos permite, posibilitando el aprender en cualquier momento, en cualquier lugar y de cualquier forma, hay que añadirle las implicaciones sociales que la “sociedad red” nos aporta, y plantearnos cómo transformarla para posicionarnos, profesores y discentes, dentro del compromiso con la propia realidad social, para analizarla, de manera crítica y ayudar a transformarla y mejorarla.
Queremos insistir en este punto, en el hecho de que la ubicuidad en sí misma no representa una nueva forma de aprender, pero sí transforma la sociedad y con ella la educación, en un escenario abierto y ubicuo de innovación, en el que se aprende siempre uniendo las prácticas sociales, culturales y de comunicación que los estudiantes usan en su ocio, con la escuela propiamente dicha, pasando por las nuevas tecnologías. De este modo, se desarrollan ciudadanos que necesitan no solo competencias digitales constantes sino también socioculturales. Para transformarnos y ayudar a transformar, hay que aprovechar los recursos de manera ubicua. Los ordenadores, los dispositivos móviles y las redes sociales son ya parte indisoluble de nuestro aprendizaje y de nuestra vida social y nos facilitan la construcción de significados en cualquier momento, de modo sincrónico o asincrónico y además, permiten generar una cultura de la participación, y “tienen el innegable valor de acercar el aprendizaje informal y el formal. Ya que permiten al alumno expresarse por sí mismo, entablar relaciones con otros, así como atender a las exigencias propias de su educación" como dice De Haro, J. J., en Las redes sociales en educación, dentro del blog Educativa. Tenemos que entender el hecho de que un estudiante del siglo XXI tiene que saber manejarse con éxito por estos territorios líquidos de las nuevas tecnologías.
Sin embargo ya hemos mencionado que la educación se mantiene en modelos tradicionales, los procesos de aprendizaje siguen siendo considerados como una repetición de algo hecho durante las clases, un ejercicio memorístico y para nada reflexivo, y ese es uno de los motivos por los que Gabelas Barroso# en Educación en la red. Algunas falacias, promesas y simulacros se plantea justamente “si este nuevo paradigma es capaz de formar a ciudadanos más críticos y participativos en la mejora de su entorno más próximo e inmediato”. Hay experiencias concretas como las que nos presentan Jim Groom y Brian Lamb en su artículo La ineducación del tecnólogo, que demuestran cómo los individuos no solo pueden organizar, gestionar y personalizar lo aprendido ubicuamente, de forma personal, responsabilizándose de su propio proceso de aprendizaje y de la construcción de su conocimiento, sino también compartirlo. El aprendizaje se convierte así en algo social y los discentes en individuos activos. Vemos que implementar prácticas educativas basadas en el compromiso crítico, que ayudan a transformar, independientes y emancipadas, que remezclan, rehúsan, comparten,... sí permiten a los participantes en ese acto educomunicativo ver la realidad social con otros ojos y sí les permite emanciparse y transformar la realidad.
Para llevarlo a cabo empezamos a hablar de educación líquida y por ello necesitamos adoptar un nuevo enfoque educativo cuyo uso implique nuevos modelos de aprendizaje y nos permita pasar, usando el concepto de modernidad líquida propuesto por Zygmunt Bauman en “Tiempos líquidos”, de lo sólido a lo líquido, de la solidez de una educación estable, repetitiva, persistente en el tiempo y duradera, a la liquidez informe y voluble que se transforma, muta y fluye representada en los nuevos territorios digitales. Bauman habla de la solidez de las estructuras sociales anteriores que promovían el individualismo de la cultura gutemberguiana frente a las actuales estructuras líquidas en las que se promueve la colaboración y el desarrollo de nuevas habilidades como modelo para generar conocimiento.
De modo que nos encontramos con una paradoja que Area Moreira explica en una entrevista sobre la escuela del siglo XXI en la revista Educación 3.0. Pasamos de una estructura sólida, pero segura, que construye una educación transmitida de generación a generación, basada en estrategias de memorización que ya no nos sirven y que tenemos que aprender a desaprender, a una estructura líquida impulsada por los entornos digitales, que nos genera incertidumbre e inestabilidad como sociedad, pero que a la vez nos ofrece una oportunidad de cambio, no sólo a la sociedad, sino también a la educación. Pasamos de los conocimientos cerrados, estables y homogéneos para todos los estudiantes por igual, con el libro de texto como representante de esta educación sólida, elitista y jerarquizada a una líquida que, aunque nos obliga a enfrentarnos a la complejidad, incertidumbre, variabilidad y transformaciones constantes de la cultura digital, prepara a los estudiantes a desarrollar su autonomía, su construcción de conocimientos y les ayuda a aprender a compartirlos e intercambiarlos.
El libro de Bauman además, supone una brutal toma de conciencia de los cambios que se están produciendo en nuestra sociedad, facilitados en gran medida por la globalización que los territorios líquidos han creado; y sin embargo las teorías de Bauman también abren la puerta a nuevas oportunidades que aparecen gracias a la cultura popular participativa post-gutemberguiana del sampleo, el remix, el préstamo, el rediseño, la apropiación y la recontextualización. Es cierto que estamos en una grave crisis generada por modelos sociales basados en un sistema que ya no es eficaz, pero la red nos pone a disposición el acceso a la información y al conocimiento y, gracias a ellos podemos cambiar y, según nuestras necesidades, construir nuevas oportunidades. Pensemos, a nivel educativo, en programas como P2P, Crowdsourcing o DIY, o en asignaturas del Master como Principios de la Comunicación Digital, cuya síntesis de narrativa digital comunitaria nos sirve de ejemplo:
“En suma, describimos la secuencia intermetodológica como un curso fluvial. Iniciamos el recorrido desde el glaciar, una masa compacta de conocimientos, en los que los estudiantes disponían sólidamente de la herencia analógica. El primer chat académico exige una primera fragmentación. La liquidez comienza a fluir mediante nuevas informaciones, canales, soportes, entornos comunicativos; contraste de ideas, experiencias, lecturas, visionados que convierten la masa de hielo y nieve en un caudaloso y potente torrente. El método de análisis DAFO permite observar el inicial cauce del río, contenido en el caudal de aguas vírgenes. Con la técnica de la conversación twitter, se produce una cascada incontenible de datos, enlaces, ideas, opiniones. Veloces en el tiempo y breves en el espacio, intensos pero irreflexivos. Se propone el mapa mental, donde cada uno de los nodos expuestos en la conversación en red, alcanza su conexión, dimensiona su significado. Finalmente, llegó el remanso, y entre todos crean el ensayo digital, que a modo de lago, los posos del proceso, ya convertido en un cierto grado de conocimiento horizontal, coautoral y significativo, no sólo permite que cada participante se refleje y reconozca en sus aguas, también pueden sentarse en sus orillas y contemplar su proceso de aprendizaje y su creación común.”
De modo que nos encontramos con una paradoja que Area Moreira explica en una entrevista sobre la escuela del siglo XXI en la revista Educación 3.0. Pasamos de una estructura sólida, pero segura, que construye una educación transmitida de generación a generación, basada en estrategias de memorización que ya no nos sirven y que tenemos que aprender a desaprender, a una estructura líquida impulsada por los entornos digitales, que nos genera incertidumbre e inestabilidad como sociedad, pero que a la vez nos ofrece una oportunidad de cambio, no sólo a la sociedad, sino también a la educación. Pasamos de los conocimientos cerrados, estables y homogéneos para todos los estudiantes por igual, con el libro de texto como representante de esta educación sólida, elitista y jerarquizada a una líquida que, aunque nos obliga a enfrentarnos a la complejidad, incertidumbre, variabilidad y transformaciones constantes de la cultura digital, prepara a los estudiantes a desarrollar su autonomía, su construcción de conocimientos y les ayuda a aprender a compartirlos e intercambiarlos.
El libro de Bauman además, supone una brutal toma de conciencia de los cambios que se están produciendo en nuestra sociedad, facilitados en gran medida por la globalización que los territorios líquidos han creado; y sin embargo las teorías de Bauman también abren la puerta a nuevas oportunidades que aparecen gracias a la cultura popular participativa post-gutemberguiana del sampleo, el remix, el préstamo, el rediseño, la apropiación y la recontextualización. Es cierto que estamos en una grave crisis generada por modelos sociales basados en un sistema que ya no es eficaz, pero la red nos pone a disposición el acceso a la información y al conocimiento y, gracias a ellos podemos cambiar y, según nuestras necesidades, construir nuevas oportunidades. Pensemos, a nivel educativo, en programas como P2P, Crowdsourcing o DIY, o en asignaturas del Master como Principios de la Comunicación Digital, cuya síntesis de narrativa digital comunitaria nos sirve de ejemplo:
“En suma, describimos la secuencia intermetodológica como un curso fluvial. Iniciamos el recorrido desde el glaciar, una masa compacta de conocimientos, en los que los estudiantes disponían sólidamente de la herencia analógica. El primer chat académico exige una primera fragmentación. La liquidez comienza a fluir mediante nuevas informaciones, canales, soportes, entornos comunicativos; contraste de ideas, experiencias, lecturas, visionados que convierten la masa de hielo y nieve en un caudaloso y potente torrente. El método de análisis DAFO permite observar el inicial cauce del río, contenido en el caudal de aguas vírgenes. Con la técnica de la conversación twitter, se produce una cascada incontenible de datos, enlaces, ideas, opiniones. Veloces en el tiempo y breves en el espacio, intensos pero irreflexivos. Se propone el mapa mental, donde cada uno de los nodos expuestos en la conversación en red, alcanza su conexión, dimensiona su significado. Finalmente, llegó el remanso, y entre todos crean el ensayo digital, que a modo de lago, los posos del proceso, ya convertido en un cierto grado de conocimiento horizontal, coautoral y significativo, no sólo permite que cada participante se refleje y reconozca en sus aguas, también pueden sentarse en sus orillas y contemplar su proceso de aprendizaje y su creación común.”
Esta cultura popular mencionada, en mayor o menor medida participativa, no sólo supera la legitimación de la cultura elitista anterior, marcada por la tradición, sino también supone una revisión de la concepción jerárquica e industrial de las prácticas culturales. Las manifestaciones populares, desde los inicios del cine de barraca y de feria, pasando por las marionetas, las galerías del comic, el art-pop y un sinfín de representaciones, nos conduce a cuestionarnos qué entendemos por cultura y que rol desempeña la ciudadanía.
Nos surge una pregunta, ¿será capaz esta cultura popular participativa, basada en relaciones horizontales, de hacer evolucionar esta educación tradicional basada en una cultura elitista? H. Jenkins recoge en su libro Piratas de textos dicho concepto, "piratas de textos" que da nombre al libro y que Michel de Certeau desarrolla en The Practique of Everiday Life, para referirse a los fans, como comunidad de consumidores que retocan, reutilizan, recrean y reinterpretan los contenidos audiovisuales y digitales. Certeau describe cómo las instituciones académicas reprimen a estos "lectores" de textos populares "múltiples voces de la oralidad popular, para regular la producción y circulación de significados".
Sabemos que la tecnología es ideología, son muchos los autores que lo han dicho y sostenido (Postman, Eco, Castells, Wolton, Ramonet...), en la década del siglo XXI, con los dispositivos de última generación, la tecnología que también es ubicua permite el acceso al ciudadano, antes limitado por los grandes grupos de comunicación. Si bien es verdad, que detrás del discurso "tecnomarketing" existen muchos intereses comerciales, también lo es, que las aaps y los terminales inteligentes permiten un "estar aquí y ahora en cualquier momento" como receptor y productor a la vez, como autor en la recreación y como constructor de narrativas cotidianas. La accesibilidad, comodidad, facilidad para ser testigo directo de la realidad y contarla, hoy es un hecho que permite la ubicuidad. De modo que la tecnología ubicua se mueve en el terreno de la ambigüedad: es una oportunidad para la participación y un entorno fantástico que minimiza diferentes brechas y enfatiza el discurso hegemónico del mercado.
Comentario
Este documento lo he escrito a saltos, de la primera oralidad a la segunda, de ésta a la ubicuidad, donde el conectivismo ha permitido abrir mis neuronas a un discurso sólo semiestructurado, incierto, abierto, para llegar al estado líquido... en el ecosistema participativo.
Como son más preguntas que respuestas, lo que me ha suscitado esta reflexión, quiero dejar el texto abierto con algunas cuestiones:
Así como las preguntas son abiertas, quisiera recoger este poema, que expresa una nueva mirada, siempre necesaria cuando se habla de educación y comunicación:
Como son más preguntas que respuestas, lo que me ha suscitado esta reflexión, quiero dejar el texto abierto con algunas cuestiones:
- ¿De qué modo la ubicuidad obliga a revisitar la segunda oralidad? ¿Se trata sólo de un nuevo enfoque cultural, comunicativo y educativo? ¿O estamos ante un nuevo entorno, que obliga a cuestionar el supuesto control que ejercemos sobre la tecnología, y por tanto, un dominio como nómadas digitales de nuestras herramientas?
- Si consideramos el conectivismo un nuevo modelo de aprendizaje, ¿hasta dónde debería cambiar la metodología docente? ¿y si ésta asume y construye el cambio necesario, la naturaleza relacional docente-discente está preparada para ello?
- El principio de incertidumbre, y la teoría del caos ¿nos ofrece la suficiente seguridad y tranquilidad como para emprender un nuevo proyecto de sociedad, una utopía intergeneracional?
Así como las preguntas son abiertas, quisiera recoger este poema, que expresa una nueva mirada, siempre necesaria cuando se habla de educación y comunicación:
Vivo en la Posibilidad
Una Casa más hermosa que la Prosa,
de ventanas más numerosa,
óptima de Puertas.
De cámaras, como los Cedros
Inexpugnables al ojo.
Y como Techo imperecedero
las Tejas del Cielo.
De visitantes -lo más preciosos-
Como Ocupación -ésta-
extender bien abiertas mis estrechas Manos
para reunir el Paraiso.
Emily Dickinson
Una Casa más hermosa que la Prosa,
de ventanas más numerosa,
óptima de Puertas.
De cámaras, como los Cedros
Inexpugnables al ojo.
Y como Techo imperecedero
las Tejas del Cielo.
De visitantes -lo más preciosos-
Como Ocupación -ésta-
extender bien abiertas mis estrechas Manos
para reunir el Paraiso.
Emily Dickinson